miércoles, marzo 22, 2006

Por qué amamos las ciudades

Hoy fuimos con L a ver una casa que le está diseñando a una amiga en Salsipuedes, una pequeña casa octogonal en el medio de las sierras. Mis amigos y amigas se dividen entre los que añoran vivir en el campo o ya lo lograron y los que aman las ciudades. Yo misma he creído tener esta oscilación a veces. Pero por más que me empeñe en imaginar mis mañanas tomando mates entre los espinillos y mis tardes viendo el sol caer detrás de las montañas, las ciudades le ganan a los sueños bucólicos. A esta altura de mi vida, ni enamorada me engancho con lo del retorno a la vida natural.
Dice Lou en Módica Plenitud:
"no ser feliz pero tampoco tener cines, cafés, la posibilidad de *comprar algo*, teatros, caras con las que cruzarse, diarios, kioscos, último momento, recitales, movimiento, subtes, debe ser una cosa terrible.
mi conclusión es que sólo me iré a vivir al campo enamorada.
por ahora salgo con la ciudad".
Gracias Lou. Yo no lo podría haber dicho mejor.

sábado, marzo 18, 2006

capote y otras yerbas

* absolutamente adorable katherine keener, la actriz de capote, que hace, según sus palabras en una entrevista, de eje moral del escritor. Hermosos sus gestos, sus risas, esa inteligencia serena, aguda y silenciosa, keener.
* Otra: acabo de terminar el arte de la novela de fogwill. de lo mejor que he leído en tiempo. amigos, apunten.
* Siendo las cinco de la mañana, casi, y, en pleno insomnio post quesadillas con malbec, vuelvo a la cama.
* lolamaar: coincido plenamente con tu percepción sobre mar del plata. nunca mejor expresado.

miércoles, marzo 15, 2006

Metro

Anoche, en el video del barrio, en el que creía que no quedaba ya nada para ver, me encontré con historias del metro: una serie de cortos filmados en el metro de londres. Me gustó, sobre todo la música, algunas historias un poco flojas de guión, pero lo mejor de la película son las imágenes de las estaciones y los interiores del metro londinense.
Quisiera conocer Londres.
Por el momento, me contentaría con que estrenaran Match Point.
underground

martes, marzo 14, 2006

mi no viaje


ayer a esta misma hora l se estaba yendo a buenos aires, lloré toda la tarde.
Después de que se fue, mi estado de ánimo fue mejorando con las horas. Por la noche, videos en la cama: lazos de familia y de nuevo, ladrones de medio pelo. Me encanta la actriz que hace de dueña de casa que da la fiesta,la dueña del collar de esmeraldas. Tan british sus ademanes, esa fuerza justa y contenida. Hoy aprovechamos la mañana lluviosa y dormimos mucho con f (él me ganó: 15 horas seguidas). Bajé al centro y compré Aquí nos vemos de Berger, hace rato tengo ganas de leerlo (lo vengo hojeando de a pedacitos en las librerías), le pedí a un amigo que me lo pasara, pero sin noticias de él y con el post de lolamaar que cuenta que lo está leyendo en mar del plata (por cierto, mi ciudad natal, de la que alguna vez postearé), me decidí.
Ahora, largo baño de inmersión (me fui a comprar gorra térmica para la ducha, sales de baño (las únicas que había en la farmacia del barrio eran de melón), un baño de crema para mi pelo. The Cure muy fuerte, Aquí nos vemos y el agua muy caliente para sumergirme. Es lo más cercano a no hacer nada que puedo hacer.
En esta casa que nunca me terminó de gustar (la que por el momento es mi casa -la eligió l y yo me vine a vivir acá después-; aunque después de todo una casa sea sólo el lugar en el que uno se desplaza de un lugar a otro, parafraseando a Johnny Depp en Chocolate, cuando Juliette Binoche le pregunta por su bote-casa incendiado). Decía, hay dos cosas que me gustan mucho de esta casa y que seguramente voy a extrañar cuando me vaya: la enorme acacia del jardín de atrás, es más ancha que la casa misma, se llena de pájaros a veces, recoge los rayos del sol al atardecer, una vez al año se cubre de flores amarillas, como las del aromo. Desde mi cama, veo una gran ventana y por la ventana, la copa de la acacia (mi cuarto queda en el primer piso) que la ocupa por completo. Siento que estoy en una casita en el árbol. A veces me paso largo rato echada mirando la acacia. La acacia también sirve de sostén y de sombra a mi objeto favorito: la hamaca paraguaya. La segunda cosa que me gusta de esta casa es la bañera: una bañera antigua, de loza, pintada de azul por fuera. Está dentro del baño diminuto, el baño tiene una ventana, sobre la bañera, por la que se ve la acacia y, algunas noches, la luna. Si abro la ventana cuando me baño, escucho los pájaros.
Pensaba en mi último viaje a Buenos Aires y en la definición que da Berger de la saudade: saudade no es lo mismo que nostalgia, la nostalgia es un sentimiento más cómodo, más indolente, más folklórico. La saudade, en cambio, tiene que ver con la furia que produce el saber que ya es demasiado tarde para recuperar lo que se sabe perdido. No sé si será un sentimiento menos reaccionario que la nostalgia, creo que la furia lo redime de la autocompasión y lo conecta con el presente. Más o menos algo como la saudade es lo que siento por buenos aires, tantos años intentando volver, soñando con volver y cuando la oportunidad parece pintar (el viaje de l tiene que ver con este intento), yo me doy cuenta de que volver ya no tiene sentido porque aquello que allá busco ya fue. Y por eso la furia de estos días, quizás.

viernes, marzo 10, 2006

Francisco

Este también es un blog de madre babosa, sepan disculpar. Además, como no tengo todavía máquina digital, aprovecho las que me pasan y las guardo como oro.





Francisco

Francisco

jueves, marzo 09, 2006

que llueva

y acá me tienen, cinco de la tarde de un jueves de marzo, recién levantada de una siesta post largo baño de inmersión, a punto de preparar café. Llevé a f a su guardería para poder hacer nada, como había planeado. Sigo con la sensación de que algo tiene que pasar (un llamado que me anuncie un nuevo trabajo, un encuentro inesperado, una tormenta, una lluvia que conjure, como en los cuentos de cheever. Agua, necesito agua. Y parar un poco mi cabeza.

hoy

Esta mañana, la cabeza tapada de líquidos, sin voz, sola.
Leo el comment de shered, me alegra. El post de charlotte me trae recuerdos.
Hoy quiero tener un día en blanco, un día vacío, como proponía patricia stokoe hablando de la danza, o de la música. Un silencio. Nada.

miércoles, marzo 08, 2006

Menuda novela autobiográfica

El agua no deja de correr por mi nariz. De a ratos, el resfrío; de a ratos, el llanto. Y la regla instalada. Así estoy en estos días, desbordada de fluidos y yo, tratando de aferrarme a algo, por lo menos algo, que no se mueva. Luis me dice que haga la plancha. Pero no puedo. No sé si es la autosuficiencia, la falta de confianza en él o en la vida o qué. Pero siento que si no nado un crawl furioso, tanto líquido va a terminar por inundarme.
Resumo últimas noticias después de estos meses ágrafos. Es que además de que no quiero usar al blog como paño catártico, estoy medio paranoica e imagino que alguno de los implicados puede leer esto y relacionar y dar conmigo. Ni que estuviera ocultando un crimen. Espero recobrar la liviandad del anonimato.
Ya.
Decía, a fines de diciembre me quedé sin trabajo, nuevamente, después de cinco años. Cosa que a mí, como a toda mi generación, la que salió a la vida laboral con las leyes de flexibilización, me resulta tan natural como a otros trabajar. Después de eso, sensaciones contradictorias: angustia natural del caso de quien no tiene una cuenta bancaria ni una red familiar que la respalde, pero también liberación por haberse sacado de encima el peso del mundo. Luego, empezar a pensar qué hacer. Primero, planes para volver a buenos aires (el deseo de todos estos años), luis que se embarca en esa y ya se va, yo que intento algunas fichas por allá, pero luego me arrepiento (imaginar mi vida cotidiana con el bebé en buenos aires, empezar de nuevo allá, me asusta. Y yo que me creía tan arrojada). Y ahora, en medio de este viaje, estamos en que luis se va en abril, yo me quedo acá, buscando laburo y sin saber muy bien adónde estoy parada ni hacia dónde va este barco. Ni siquiera sé si quiero estar con él, tan confusa está la marea.
Algunas cosas que me entusiasman: volver a dar clases, retomar mi tan postergada tesis de maestría, volver a trabajar en algo que me guste (un medio, la universidad), tener más tiempo para leer... Todas cosas (menos la última) que por el momento están por verse y si se dan, será otro tema ver cómo hago con el niño y sin marido.
Espero que pronto el argumento de esta menuda novela autobiográfica me dé un respiro y pueda retomar (¿alguna vez lo tuvo?) un tono alegre y superficial ("lúdica y banal, así te imaginaba", me dijo una vez un tipo al tiempo que me dejaba). "Sólo creería en un dios que supiese bailar", pero no sé si en esta vida aprenderé algo de la gaya ciencia. Ya quisiera ser yo lúdica y banal, hacer la plancha, aunque sea sólo de a ratos. Si alguien tiene una receta, que me la tire.