SI NO HAY AMOR, QUE NO HAYA NADA ENTONCES, NO VAS A REGATEARmeme
Dando una vuelta por la blogósfera después de varios días veo que el meme al que me invita shered está dando vueltas por varios de los blogs que visito. Se trata de decir cinco de mis rasgos o actitudes característicos. Y luego, invitar a otros bloggers a hacer lo mismo. Ahí va:
1. Cada vez que me propongo hacer gimnasia (unas cinco o seis veces al año), voy a un gimnasio (cada vez a uno diferente), pregunto horarios y tomo una clase gratis. A la segunda clase, algo siempre pasa, fatalmente (en general, ganas de quedarme panza arriba leyendo un libro o haciendo huevo), por lo que no puedo continuar. Cualquiera creerá, a primera vista, que es una forma de garronear, pero no. Es que todo conspira para que yo no pueda ir al gimnasio. Por lo menos me queda el consuelo de cinco o seis clases por año. Además, soy la mejor consejera para cualquiera que quiera empezar una actividad física: conozco al dedillo direcciones de gimnasios, distintos estilos, sus pro y sus contra, horarios, precios, etc.
2.Odio hacer las tareas del hogar. Por mí, viviría a yogurt con granola, sandwichitos de queso, coca cola y café. A mi marido, aunque me conoció así y nunca lo engañé, le cuesta aceptar esto y dos por tres viene un reclamo que me encargo de desactivar con un: "buscate otra", "vos me elegiste sabiéndolo", o algo así. Pago a alguien para que un par de veces por semana mantenga mi casa y cocine. No tiene nada que ver con reclamos feministas sino que soy tremendamente perezosa, como puede deducirse del punto uno. Eso sí, cuando me inspiro, porque a veces me inspiro, hago unas riquísimas tartas de verdura, provoletas o ensaladas (si me rallan las zanahorias, claro).
3. Me cuesta ser optimista y creer que lo que viene es lo mejor. Demasiada teoría crítica y poca por no decir ninguna confianza en el progreso. A veces pienso que por eso lo elegí a mi marido y que si no fuera por su actitud optimista, que por cierto a veces exaspera, nunca me hubiera decidido a tener un hijo, entre otras cosas.
3. Cuando voy a comprarme ropa, cosa que me pone de muy mal humor, me pruebo muchas cosas antes de decidirme, indefectiblemente, por llevarme todo negro. Y eso que, antes de salir me prometo que "esta vez no".
4. El 99% de las veces que me compro algo (sobre todo ropa y zapatos), lo cambio. Podría contarles de mis intentos, muchas veces frustrados, por convencer al vendedor de que las suelas no están gastadas (en realidad, siempre los llevo puestos y a media cuadra me arrepiento de la compra, pero claro, al volver al negocio, ya están gastados) o de que la camisa ya estaba desplanchada al comprarla. Puede parecer, otra vez, de garronera. Pero no. ¿Quién haría semejante desgaste de energía por lucir unos zapatos nuevos sólo para hacer una media cuadra, o una camisa para un único viaje en colectivo hasta su casa?
5. Siempre pierdo una de las medias del par. Desde que vivo con l. lo mismo empezó a suceder con sus medias. Lo más extraño es que mi hijo, de un año, también tiene su cajón lleno de medias solitarias. A medida que las voy encontrando, las ato entre sí, a la espera de que aparezca la compañera. Pero esto nunca sucede. Cada tanto, hago una limpieza y tiro un manojo de medias atadas a la basura. Hasta ahora no he podido develar el misterio. Lo mismo me sucede con los aros.
Ah, no sé a quién pasarle el meme, podría ser a mis últimos visitantes:
ugenia
alberto
pat
Y que aproveche!
Llueve torrencialmente y veo que mis vacaciones deberán posponerse una vez más. (Cada vez que se posponen, se acortan: la fecha de regreso sigue siendo siempre la misma).
1. Cada vez que me propongo hacer gimnasia (unas cinco o seis veces al año), voy a un gimnasio (cada vez a uno diferente), pregunto horarios y tomo una clase gratis. A la segunda clase, algo siempre pasa, fatalmente (en general, ganas de quedarme panza arriba leyendo un libro o haciendo huevo), por lo que no puedo continuar. Cualquiera creerá, a primera vista, que es una forma de garronear, pero no. Es que todo conspira para que yo no pueda ir al gimnasio. Por lo menos me queda el consuelo de cinco o seis clases por año. Además, soy la mejor consejera para cualquiera que quiera empezar una actividad física: conozco al dedillo direcciones de gimnasios, distintos estilos, sus pro y sus contra, horarios, precios, etc.
2.Odio hacer las tareas del hogar. Por mí, viviría a yogurt con granola, sandwichitos de queso, coca cola y café. A mi marido, aunque me conoció así y nunca lo engañé, le cuesta aceptar esto y dos por tres viene un reclamo que me encargo de desactivar con un: "buscate otra", "vos me elegiste sabiéndolo", o algo así. Pago a alguien para que un par de veces por semana mantenga mi casa y cocine. No tiene nada que ver con reclamos feministas sino que soy tremendamente perezosa, como puede deducirse del punto uno. Eso sí, cuando me inspiro, porque a veces me inspiro, hago unas riquísimas tartas de verdura, provoletas o ensaladas (si me rallan las zanahorias, claro).
3. Me cuesta ser optimista y creer que lo que viene es lo mejor. Demasiada teoría crítica y poca por no decir ninguna confianza en el progreso. A veces pienso que por eso lo elegí a mi marido y que si no fuera por su actitud optimista, que por cierto a veces exaspera, nunca me hubiera decidido a tener un hijo, entre otras cosas.
3. Cuando voy a comprarme ropa, cosa que me pone de muy mal humor, me pruebo muchas cosas antes de decidirme, indefectiblemente, por llevarme todo negro. Y eso que, antes de salir me prometo que "esta vez no".
4. El 99% de las veces que me compro algo (sobre todo ropa y zapatos), lo cambio. Podría contarles de mis intentos, muchas veces frustrados, por convencer al vendedor de que las suelas no están gastadas (en realidad, siempre los llevo puestos y a media cuadra me arrepiento de la compra, pero claro, al volver al negocio, ya están gastados) o de que la camisa ya estaba desplanchada al comprarla. Puede parecer, otra vez, de garronera. Pero no. ¿Quién haría semejante desgaste de energía por lucir unos zapatos nuevos sólo para hacer una media cuadra, o una camisa para un único viaje en colectivo hasta su casa?
5. Siempre pierdo una de las medias del par. Desde que vivo con l. lo mismo empezó a suceder con sus medias. Lo más extraño es que mi hijo, de un año, también tiene su cajón lleno de medias solitarias. A medida que las voy encontrando, las ato entre sí, a la espera de que aparezca la compañera. Pero esto nunca sucede. Cada tanto, hago una limpieza y tiro un manojo de medias atadas a la basura. Hasta ahora no he podido develar el misterio. Lo mismo me sucede con los aros.
Ah, no sé a quién pasarle el meme, podría ser a mis últimos visitantes:
ugenia
alberto
pat
Y que aproveche!
Llueve torrencialmente y veo que mis vacaciones deberán posponerse una vez más. (Cada vez que se posponen, se acortan: la fecha de regreso sigue siendo siempre la misma).
entrada de daniela a las
6:09 p. m.
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