Razones de por qué ya casi no escribo mi blog:
-no estoy más cinco horas por día en una oficina de prensa frente a un monitor sin nada más que hacer que escuchar los informativos por la radio (mi último trabajo)
-Dejé la banda ancha (de la oficina) para tener internet gratis en una windows 98. Lento, lentísimo, aparecen errores, se cierra, no tengo la barra para poner imágenes...
-Estoy internada frente a la pc (de la pc no zafo) ocho horas por día escribiendo mi tesis, lo cual hace que no tenga mucha energía para escribir el blog, por un lado y, por el otro, hace que los acontecimientos del día giren alrededor de: "encontré otra cita para el marco teórico" o cosas por el estilo: imposteable.
-Así que, últimamente, mis actividades con el blog se resumen a abrir alguno en mis momentos de recreo.
Por lo demás:
estoy feliz de no estar más en la oficina de cinco horas al día escuchando la radio
estoy mucho más pobre, aunque financiando mi deseo, podría decirme un analista, y yo estaría de acuerdo
estoy feliz porque estoy más horas con francisco, que tiene la cuna en mi escritorio y "su" escritorio al lado del mío, con sus colores (unos colores gordos preciosos "para bebés" que, ante todo, son lavables y previenen de peleas con amigas cuando vamos a visitarlas y francisco decide mostrar sus destrezas artísticas en sus sillones blancos). Así que con fran al lado, pintándolo todo (hasta la tapa del inodoro).
-No muy bien con luis, algo deserotizada la relación y yo también.
-Con el cuerpo dolorido (vivo a cafiaspirina c), dolor en una sien y en los ojos por estar en posición antiergonómica todo el día (mi única pausa, lo confieso, es para mirar cuestión de peso! después del almuerzo)
-Cada día más ermitaña, viendo muy poco a los amigos y posteando, menos. Por ahí un poco de teléfono.
-"Bajo" al centro una vez por semana a devolver libros a la biblioteca y a sacar otros. (casi no salgo a otro lado: dejé el análisis, también. Una vez a la semana al super y llevar y traer a mi hijo de la guardería). De vez en cuando, a tomar un café al ateneo, de donde no logro salir sin un libro debajo del brazo, cuando tengo dinero, o con la urgencia de volver para comprarlo, cuando no lo tengo. (pasó ayer con "seguridad, población y territorio":lo quiero ya! y, después de meditar sobre la conveniencia o no de hacer la inversión, no paso del sábado sin comprarlo, aunque este mes las vacas vienen más flacas que nunca con los descuentos que nos hace el gobierno por los días de paro: créanlo o no, a esto último, lectores de otras tierras. En tanto, lo que gano por notas en los diarios es tan esporádico que apenas si alcanza para sostener mi mensualidad con la dgi. Por cierto, tampoco estoy llamando para ofrecer notas. Es que siento que, sobre todo desde el nacimiento de f, no puedo caminar y mascar chicle a un tiempo. No quiero (no puedo) dispersar mis energías como lo hacía antes en varias cosas a la vez. No sé si será mejor o peor así o si sólo serán excusas, pero por suerte no estoy yendo a la analista, así que por ahora, quedan esas cosas entre paréntesis por un tiempo. (De golpe, el tema en que quedó el análisis apareció en la tesis ¿un pastiche con extrapolaciones psi que habrá que deletear?).
-Tampoco tengo muchas ganas de escribir el blog porque creo que mis lectores de siempre ya me deben haber abandonado a estas alturas,salvo uge que dos por tres pide que escriba.
-Por lo demás, mi compulsión por escribir ha generado más de cien hojas de tesis en un par de semanas. Ahora estoy entre el entusiasmo de seguir escribiendo y el temor de que, a la primera exposición pública, advierta que sea mejor volver al blog. Pero quién me quita lo bien que la estoy pasando.
-A litros de café negro.
-Con varios libros en la mesa de luz a los que no llego a la noche: tobías wolf (cazadores en la niebla), leí un par y me gusta; el nuevo libro de a, recién salido de la imprenta, que comentaré para su presentación y es una preciosura; otro libro, regalo también de a, con ensayos de maría moreno.
-Tres libros nuevecitos esperando en la mesa de luz, tiempo para escribir lo que quiero en mi escritorio (una cajita pequeña en un altillo, con gran ventanal que da a la copa de árboles de muchos colores a mi izquierda -justo donde está el largo escritorio con la pc-, y luz que viene de una lucera, del ventanal del dormitorio y del baño. A mi lado mi hijo, que por ahí se acuerda y me da unos besos.
Está bueno, aunque pobre, dolorida y desmotivada (muy) con mi chico (¿tan mal habré estado el año pasado que esto me parece casi el paraíso?). Así los días de hoy.