lunes, noviembre 14, 2005

Amo ba


De nuevo en la oficina, un cubo de calor agobiante y angustia porque no veo la forma de irme de acá y me siento como lou, de módica plenitud. Pero hoy tengo recent nice memories. El viernes partimos con l a buenos aires. Hacía un par de años que no estaba por allá, es raro lo que me ocurre cuando voy entrando a la ciudad: siento que llego a casa, sensación que no he logrado tener en mis últimos diez años en la que es, de hecho, mi ciudad. La bienvenida no fue de lo mejor, no había más localidades, todos los hoteles agotados. Recorrer avenida de mayo con mochila a cuestas, recalamos en lo de un amigo que nos cedió su cama. Y ventana con vista al río. L trabajó todo el día, así que: fui a la peluquería (una cagada el corte y el color que quedó después de querer tapar un color anterior, y yo que siempre quise mi pelo castaño y mis rulos!!!). ¿no podría haber procesado mi duelo por buenos aires de otra manera? Una más simbólica digo, y no esta que se me aparece como una castración irreparable. Ir hasta el bajo en colectivo por Corrientes a paso de hormiga "es que angostaron Corrientes" me dice uno de los que viajan conmigo. Llegar con calor al consejo de arquitectura para el acto de l, l que me dice: "te teñiste de negro?" y yo, ¿Quéeee? ¿me pintaron el pelo negro??? Luego, el día empezó a mejorar. Tenía tanto Buenos Aires por delante que todas las tragedias anteriores podían bien descansar en un cajón. Incluyendo el colectivo que nos había trasladado desde Córdoba que casi nos deja a pata en plena ruta.
Estos fueron los combos, rituales que suceden cuando una no tiene demasiado tiempo para tanto. Prefiero los viajes en los que hay muchos, demasiados días por delante en un lugar. Entonces, me puedo dar el lujo de dormir todo lo que quiera, hacer huevo otro tanto, leer en un bar toda una tarde, abierta ante el accidente de lo inesperado, perder el tiempo. Pero este fue un viaje más predecible (yendo de posta en posta, acumulando recuerdos, sensaciones y visiones, esa mezcla de ansiedad y de deseo.
viernes: lo típico, Puerto Madero, quedo con la boca abierta con la vista del río iluminado desde el puente al atardecer. Cafés, sol y lecturas. Camino, camino, me compro unas hawaianas y pongo en una bolsa las sandalias, sigo, corrientes, libros, kioscos de revistas, llegar hasta notorius. Coca cola y marlboro escuchando a billie holiday. buscar el disco de pinchevsky y no encontrarlo. Compro un par de saldos (el libro de matilde sánchez, un libro de viajes que empecé a leer con deleite). A la noche, voy a un bar en una esquina oscura de montserrat pero está cerrado. Me siento rara, es un bar blanquísimo, con luces violáceas que lo hacen más blanco aún, ascéptico, como un hospital, aquel hospital de la plata en el que visité a mis tres años, a mi abuela moribunda. Bessie Smith canta blues y yo estoy sola en el bar, salvo los dueños que comen en la barra. Estamos a puertas cerradas, con las cortinas que tapan el exterior. Leo, como en un sueño, envuelta en esa cápsula blanca. Afuera, un par de travestis hacen esquina, un kiosco abierto, un teléfono público en la puerta. Llega l y me saca del estado de ensueño. Vamos a recorrer bares y terminamos en el desnivel. Comí provoleta. Después, caminar y caminar por el empedrado hasta el bajo. Recuerdos de cuando era joven y enamorada y feliz.
sábado: palermo, martinis a piacere, bares varios (el taller, malasartes, los de siempre) leyendo un par de libros nuevos, charla con alemana que está de paso, sol, comprar unas babuchas negras comodísimas (no sé cómo voy a hacer para sacármelas, hace tres días que las llevo puestas y hasta las traje a mi oficina) entrar en cada uno de los lugares nuevos y de los viejos, darme cuenta de que ese pasaje con el tuve aquel sueño se llama Santa Rosa, gente, mucha gente, demasiada. very tipical mi paseo por ba, y sin embargo, siento un par de cosas grossas, como si caminara por un espacio paralelo condenado a convertirse en relato, narrado a medida que lo iba siendo vivido, o quizás, un desfasaje mínimo hacía que la narración fuera por delante de la experiencia misma. En malasartes suena mimí maura y esa noche, después de los tacos y quesadillas en cielito lindo, vamos con l a escucharla en vivo. Lugar privilegiado, cantar y bailar a morir. No quedan energías para escuchar el reggae a las 2 am. Me gusta la energía de mm.: "sola loca y confundida, miro al horizonte ya no veo, mas no me rindo a la agonía por más que pierda el corazon, aunque ya no tenga nada entrego mi alma sigo caminando sin rumbo final".
domingo: malba y los screen tests de warhol. Me impacta el rostro de la sontag, el instante de su mirada que mira desde el pasado. El tiempo pasado que mira este presente. Pienso en Levinas. El rostro del otro, en ese rostro se encuentra la muerte: “Hay aquí un final que siempre tiene la ambigüedad de una partida sin retorno, de un llegar a su fin, pero también de un escandalo (¿es realmente posible que esté muerto?) de la no-respuesta y de mi responsabilidad" (EL). Pienso también en la polémica que desató Del Barco. El rostro del otro que me interpela desde la muerte, la responsabilidad del sobreviviente. Camino un poco. Tomo aire. Bajo las escaleras y cambio de frecuencia. Pero esa mirada que no mi miraba a mí pero miraba, me mató. Me enamoro de unas libretitas (mi pasión) que venden en el malba, muy design, tapas negras duras, hojas cuadriculadas, el tamaño justo para tomar notas en la calle, una bandita elástica para cerrarla, 49$. Descarto comprarla, grrr Luego, un almuerzo al que no debería haber ido, compromisos laborales y familiares de l. No me gusta hacer esas cosas, dejé de hacerlas hace mucho tiempo. Me digo, es la última vez. Después ir a ver a mis amigos p y g, charlas intensas en pocas horas, mucho mucho afecto, sí, estoy en casa otra vez. Hasta las nueve. Tomar el subte (buenos aires es para mí también, y sobre todo, sus subtes) hasta Retiro y chau, cuándo volveré a casa, hasta cuándo el exilio. Sueno trágica. Y según mis sucesivos psicoanalistas, el lugar, la casa propia se construye desde la propia subjetividad o algo por el estilo. Pero no puedo contra esto. Amo ba.

6 comentarios:

Blogger Marcela Fumale ha dicho...

Ayyy! te envidio, te envidio, te envidio...

Dicho lo cual, confieso: yo tambien amo baires, y siento tantas cosas similares cuando voy, que por momentos me pareció estar leyendo una crónica propia.

También hacemos los mismos recorridos, caminamos las dos hasta dejar los pies en sus veredas, y compramos libros y mas libros para entrar a verlos en cafecitos de esos que solo hay en baires.

Celebro que te hayas animado.
Ahora nos debes tu foto del asesinato peluqueril ;)

Besos.

10:26 a. m.  
Blogger marina k ha dicho...

hola D. es la primera vez que entro a tu blog, despues de leer comentario en lo e JB. Para mi sorpresa me vi linkeada!! De dónde sos? me gustó tu onda. Me perdí los screens de warhol por temas de estudio, creo que ya terminaron. Buenos Aires es lo más para hacer un poco de paseo turístico sin horarios laborales ni nada. Si en verano no me voy, me dedicaré a eso.
saludos
LM

6:52 p. m.  
Blogger daniela ha dicho...

lolamaar, qué bueno que visites mi blog, suelo pasar de visita por el tuyo. Salud!

2:05 p. m.  
Blogger marina k ha dicho...

por qué dije D si sos M. por que si sos M apareciste como D en lo de JB? ayyy cuantas letras!

4:03 p. m.  
Blogger daniela ha dicho...

Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

5:53 p. m.  
Blogger daniela ha dicho...

digamos algo así como que m es mi nick, aunque soy d, lolamaar, no fue mi intención confundirla y mucho menos construir un halo de misterio, pero es que hasta a mí se me confunden mis identidades. Soy m y soy d y también mora, para entendernos.

y no soy de neuquén, lolamaar, sino de Córdoba. Imagino que la lógica no debe ser muy diferente, estamos en el mismo país, ¿no?

5:57 p. m.  

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