jueves, octubre 06, 2005

cómo conocí los blogs

Corría 2002, octubre, y yo cubría el festival internacional de teatro que se hacía en córdoba para el diario clarin. googleando el nombre de una directora y actriz de una obra que había ido a ver para tener más datos y poder escribir una reseña, me encontré con el blog de paul, el holandés de alamut. Cuando abro el blog, veo la foto del lugar en el que yo había veraneado con l ese año, un castillito en medio de traslasierra. Empecé a bloggear por alamut con pasión, por las noches me iba a un ciber y abría tal mes de tal año, para luego ir a tal otro, me sentía dentro de un sueño. Ni idea tenía, repito, de los blogs. Así visité su sitio diariamente, luego de leerlo todo desde su comienzo. Algo curioso: la obra de teatro trataba de una chica que, durante toda la obra, bloggeaba en escena. Se la veía a ella en su pc y de fondo, una pantalla gigante en la que se leía lo que iba escribiendo. Yo no sabía qué era todo eso que hoy se ha convertido en una de mis rutinas y pasiones cotidianas. Después de mucho tiempo (mucho tiempo de haber visto la obra y de haber publicado la nota) descubrí que la mina en cuestión bloggeaba, una historia de unos okupas que iban ocupando, poco a poco, su edificio a medida que ella bloggeaba. Fue amor a primera vista (lo que pasaba en la obra, lo que encontré en alamut). Recién un par de años después, creo que fue tras una nota de link o de piro que leí en el radar, que abrí mi propio blog y empecé a bloggear. Los primeros locales que leí fueron justamente link y piro, aunque yo ya venía entrenada con paul de alamut y su amiga catalina. Esas vidas holandesas, tan cool, tan pisito soleado y bicicleta, y vidas de bar en bar, del recital al cine y de ahí a la universidad, lleno de lecturas y paseos, nunca un comentario tipo: qué laburo de mierda tengo que hacer para vivir. Por ejemplo, recuerdo que uno de estos holandobloggers comentaba una vez, qué frío hace estos días, ya no me banco el frío, y al otro día, cuando yo abría su blog leía que había sacado pasajes a brasil, y a la semana, ahí estaba, con su laptop en la playa. Si la envidia fuera tiña, diría mi abuela, pero cómo no nos tocó nacer en holanda, o cómo el mundo entero no es holanda, próspero, con lugares dignos y placenteros para todos, sin hambre, con oportunidades para que todos podamos ser más felices. Hay explicaciones (y no del tipo: el karma de vivir al sur), hay responsabilidades, pero ese es otro capítulo.

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