woman in red
Las puertas de entrada son muy signinficativas (front doors are very significative). Tanto Marie como Kris (ambas diseñadoras y bloggers) me recomendaron el rojo. Kris, además, me recomendó un sitio en internet de feng shui que habla de los colores de las puertas. Transcribo lo que dice. Entre otras cosas, las puertas que dan al sur (como la mía) deberían ser rojas. (south facing doors (like mine) should be painted in red).
El blog que me recomienda Kris es http://www.easy-feng-shui.com/feng_shui_door_color.html.
Dice también "Some Feng Shui practitioners solely advocate what I call red feng shui and generally recommend a red door regardless of the direction".
Así que, chicas, bien dado su consejo.
En breve, se viene la foto de la shocking red door.
Ahora, faltan los zapatos rojos (que recomienda Karina) y que, por otra parte, siempre fueron mi adoración.
Cuando iba al colegio (al Alemán), odiaba el rojo, porque nuestro uniforme tenía pullover y medias rojas. Durante años no usé ese color ni tuve nada rojo. Hace unos años comencé con la necesidad de rojo. Hace varios veranos que las uñas de manos y pies van de ese color. El año pasado me enamoré de unas sandalias rojas, pero no me animé y opté por el siempre más seguro negro. Después me arrepentí, cuando volví a buscarlas ya no estaban en mi número.
El blog que me recomienda Kris es http://www.easy-feng-shui.com/feng_shui_door_color.html.
Dice también "Some Feng Shui practitioners solely advocate what I call red feng shui and generally recommend a red door regardless of the direction".
Así que, chicas, bien dado su consejo.
En breve, se viene la foto de la shocking red door.
Ahora, faltan los zapatos rojos (que recomienda Karina) y que, por otra parte, siempre fueron mi adoración.
Cuando iba al colegio (al Alemán), odiaba el rojo, porque nuestro uniforme tenía pullover y medias rojas. Durante años no usé ese color ni tuve nada rojo. Hace unos años comencé con la necesidad de rojo. Hace varios veranos que las uñas de manos y pies van de ese color. El año pasado me enamoré de unas sandalias rojas, pero no me animé y opté por el siempre más seguro negro. Después me arrepentí, cuando volví a buscarlas ya no estaban en mi número.
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