martes, septiembre 30, 2008

cosas que me emocionan


Me lo escribieron en una postal, para mi cumpleaños número treinta. Y hoy, diez años después, todavía me emociona. El dibujo era de Schiele. Las palabras, de Enrique Molina.

Los pasos de la suerte
¿Y quién sabe en qué instante, tocado por la pluma de un relámpago,
al mirar el vuelo de un pato o el paso del tren de los campos de resplandor amarillo,
al sonar las notas de un tango en París o en el infierno,
al entreabrir la mano para acariciar los pechos de una santa,
al espantar una mosca mientras recuerda un sueño perdido, con una íntima inquietud,
quién sabe, digo, en qué latido de miseria o de gozo,
inmenso (...) perderá pie en el terror del tiempo
para desvanaecerse en el humo de su sangre...?
El que cruzaba en la calle gentes desfiguradas, profetas,
empleados anónimos cubiertos de cera, señoras emergentes
de peluquerías, opulentas,
pintadas con extraños productos hacia la lujuria,
de las oficinas salían serpientes numeradas,
se detuvo ante una vidriera y de pronto...
No sabía...
¿Y cómo sabe en qué cielo, en qué instante de una historia
demente
va a rugir la trompeta de la sentencia,
el secreto golpe de ala
que hará resplandecer la bahía hasta la meurte madre...?
A ciegas entonces entre las imposturas de la tierra,
cantando con la marea
pero con ciega gratitud por los dones de un mundo
insondable.
A J., quien fue uno de los dones de este mundo insondable.

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